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Soñando en el fin del mundo

Fui periodista y lector… Ahora solo soy lector y aprendiz de viajero. Cuido a mis amigos porque ellos me cuidan a mí. Paseo por el monte, veo partidos de rugby y leo todo lo que cae en mis manos, pero no hago ascos a un viaje ni a una fiesta, en particular si es de rock and roll. Acumulo libros de historia porque sigo creyendo que la realidad es mejor que la ficción y me gustan las estanterías llenas.

Captura del pirata Barbanegra (1718). / Wikipedia. Dominio público.

Este texto se publicó en la serie Batallitas de El Correo en 2013

El ensayo ‘Piratas en guerra’ es una reflexión rigurosa y entretenida sobre el bandidaje marítimo entre los siglos XVI y XIX

En 1631, unos corsarios berberiscos atacaron el puerto de Baltimore, en el suroeste de Irlanda, y se llevaron a 109 hombres, mujeres y menores para venderlos como esclavos. Visto retrospectivamente, lo llamativo de aquella trágica incursión no es sólo que unos marinos musulmanes se adentraran tan al norte, sino que golpearan, precisamente, a una población que vivía de la piratería como ellos.

La incursión tuvo importantes  consecuencias. A comienzos del XVII, el saqueo de barcos era endémico en las islas británicas, un negocio sostenido desde tierra por nobles locales que corrompían a las autoridades.

Cuando los berberiscos irrumpieron en Irlanda, Baltimore era uno de los mayores enclaves piratas de la zona. Sin embargo, aquella ‘razzia’ transformó a sus habitantes, que reclamaron una intervención decidida contra el bandidaje marítimo, fuese local o extranjero. «La miseria y el miedo volvieron honesta a la gente», escribe Peter Earle en el ensayo ‘Piratas en guerra’ (ed. Melusina).

Este ataque en Irlanda sólo es una de las múltiples correrías corsarias narradas por Earle, que impartió clases en la London School of Economics and Political Science y luego pasó a la Universidad de Londres, en este caso como profesor emérito de Historia Económica.

Earle describe la evolución de la piratería entre los siglos XVI y XIX, pero incorporando la perspectiva de quienes la persiguieron, ya que muchos especialistas omiten que los piratas eran unos indeseables para sus contemporáneos. Si sobrevivieron tanto tiempo se debió a que en ocasiones fueron útiles a los gobiernos, pagaron sobornos para eludir a la justicia y traficaron con el botín.

«Fui educado en el respeto por la Armada y mis instintos están del lado de la ley y el orden», avisa el autor en el prefacio. «Sin embargo -continúa-, para quienes tomen partido por los piratas les gustará saber que la Armada tardó mucho en aprender cómo ganar este conflicto, lo que garantizó que sus adversarios, individualistas y temerarios, gozaran de buena salud durante mucho tiempo».

Peter Earle repasa las etapas de la piratería a lo largo de 250 años, desde Cornualles al Mediterráneo y desde África Occidental al Índico. Lo hace con la minuciosidad del historiador y, lo que es de agradecer, con habilidad narrativa.

Su largo viaje concluye en el norte de África a comienzos del XIX, cuando las potencias occidentales doblegaron a los berberiscos. El autor se despide tomando un párrafo de la célebre ‘Historia de la Piratería’ de Philip Gosse (1932). «No hay duda de que la clase de hombre que en su día se volvió pirata todavía existe -recuerda Gosse-, aunque no le queda más remedio que buscar otras vías para sus habilidades».

Sugerente reflexión.

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